Siempre hay uno dando vueltas
Le habló mucho de él. Le dijo que era un gran tipo y que tenía razón, que tenía toda la razón del mundo. También que gente lógica, como él, era dificil de encontrar. Que era una suerte tenerlo como amigo, a él que entiende de situaciones ajenas, que siente. Que lo ayudaba y con esa ayuda le permitía todavía soñar un tiempo más; él que le ponía siempre el hombro cuando las cosas no le salían. Y terminó con qué no sabría que hacer sin él, un tipazo de aquellos, de aquellos que quedan pocos. Y con un apretón de manos de esos que dan escalofrío, juró y perjuró que ni bien tuviera le devolvía todo, hasta el último peso.
1 Comments:
Excelente tu blog, Juan, te devuelvo la visita y te felicito. Gracias por tu comentario elogioso acerca del Epitelio, sos bienvenido. Creo que de ahora en más nos estaremos leyendo mutuamente, un gusto.
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