Sub terraneo
Me miro los pies. Tengo las uñas largas y no tengo con qué cortarlas. No había pensado como algo trivial se convierte en complicado cuando uno está fuera de su entorno, de sus cosas, de su pasado. En este cuarto pesa la humedad en las sábanas, los pulmones se contraen como evitando el aire y el viento molesta a las ventanas desvencijadas que me molestan a mi y no me dejan dormir. Enfrente la estación constitución parece en pausa, aunque uno sabe que sólo poner un pie por ahí significa - si la suerte acompaña - que te roben, sino que te maten. Pasa un bondi. Los pocos dientes desparejos de la ventana, iguales a los del dueño de la pensión, dibujan imagenes surrealistas en el texto. No puedo dormir. Fumo. Escucho los zumbidos de algunos autos, y abro los ojos. Veo. Mis ojos se acostumbraron a la noche o ya está empezando el día. Me imagino las luces de la 9 de Julio con el amanecer y el rocío, también los diurnos que van para su trabajo. Los animales nocturnos que empiezan a desaparecer en la otra ciudad, la del sol. Me tiro de nuevo en la cama, nadie sabe que estoy acá. Pero saben porqué no estoy más con ellos.
3 Comments:
Vamos Juancito, no me afloje, siga escribiendo carajo! que va bien,
un abrazo
No me preguntes cómo llegué acá porque no voy a saber cómo contestar. Lo cierto es que algunos cuentos me gustaron, prometo volver...
hola, me gusto tu blog y tu forma de ver la vida.
Sigue escribiendo. Un saludo desde Peru
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